Escribo. Escribo para volcar. Respiro. Extiendo mi brazo y toco. ¿Qué toco? No hay nada.
Miro por la ventana: azul. Y me pregunto como transformar mis emociones en vacío.
Para no sentir.
Para no sentir.
Cierro los ojos. Me alejo… vuelvo. Utopías.
Ese vacío no consiguió llenarme. El alejarme no me acercó y las emociones son más… grises.
Grises: sus ojos. ¿Sus ojos grises? Su alma.
Su alma, mía, cerca. Suya.
Siempre suya.
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